27 de enero de 2010

Regrese, Porque Nunca Me Fui



Hoy, la ciudad fue de la resistencia.

Decenas de hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas llenaron las calles. A la par de la marcha que venía con mantas y pancartas, se veían los grafitis que empezaban a poblar, nuevamente las paredes. Gritos hechos murales. Protestas, canciones y poesía bajo un solo corazón. Un pueblo que esperaba de pie, la partida de su Presidente: José Manuel Zelaya. Un pueblo que tiene el corazón valiente y atrevido, esperanzado, mientras miraba de frente y hacia arriba a los francotiradores apostados en las torres del aeropuerto. Un pueblo que se derramó por las calles vestido de fiesta y color, de alegría. Un pueblo que demostró estar armado de palabras, música, ruido, calor y paciencia. Un cuerpo entero de ilusiones contra un cuerpo entero de represión.
Este día ganamos. Porque nos acompañan la risa de la Wendy, la mirada silenciosa de Isis y Walter, las manos laboriosas de Renán, los espíritus de nuestros muertos-mártires, mientras en otro lado de la ciudad se celebra sin mucha pena, ni mucha gloria, el traspaso del poder presidencial. Un poder que no reconocemos, ni queremos, porque tenemos el nuestro, el propio, el que nace de nuestra fuerza y nuestras lágrimas, el de la sonrisa y el grito limpio de la gente, el que nace de la franca carcajada.

Artistas, feministas, mujeres, indígenas, campesinos y campesinas, gente del mercado, intelectuales, obreros y obreras, estudiantes, necios y ahora ante los reclamos: necias, de todo el país, poco a poco nos vamos reconociendo y encontrando en este cuerpo marcado que es la resistencia desde donde pensamos, amamos y vivimos. Un cuerpo que como bien dice un grafiti: regresa, porque nunca se fue. Un cuerpo que nos da el espíritu de lucha y que nos recordó que vale la pena estar vivas. Un cuerpo sobreviviente, que tiene, desde ahora un largo camino por andar. Aquí estamos y aquí seguimos.

Jessica Isla. Tegucigalpa, 27 de enero 2010.

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