Comités de Campamento piden cuentas al gobierno > María Suárez Toro, RIF
Al marcar el calendario el aniversario del 4to mes del terremoto que azotó Haití el pasado 12 de enero, los Comités de Campamento (KOK por sus siglas en créole) ha organizado una “sentada” frente a las oficina gubernamental del Primer Ministro, Jean-Max Bellerive en la capital.
La cita es a las 9 a .m. Una convocatoria a una acción pacífica. Sentarse en la calle para pedir cuentas al gobierno acerca de los planes para resolver la situación de los campamentos provisionales de manera adecuada no forzada.
El terremoto dejó sin hogar a un número aproximado de 1,2 millones de personas que además de perder sus casas y sus pertenencias, perdieron familiares, vecinos y amigo.
La mayoría de personas se vieron obligados a ocupar provisionalmente cualquier espacio vacío que encontraban en la ciudad mientras más de medio millón se fue a otros pueblos fuera de Puerto Príncipe y unos 200,000 se pasaron en silencio a su vecino país.
El desalojo forzado por los daños a sus viviendas ocasionados por el terremoto y la incertidumbre acerca de su futuro en cuanto a vivienda es característica común de todos. Y los sigue uniendo la falta de respuesta del gobierno cuatro meses después y la amenaza de otro desalojo forzado, esta vez por las autoridades gubernamentales y dueños de algunos terrenos ocupados.
Es tan grave la situación que el 29 de abril el experto independiente de la ONU sobre los derechos humanos exige una moratoria sobre los desalojos de los desplazados internos. Después de su visita de una semana a Haití, Michel Forst declaró que "Esta gente debe ser ante todo protegida contra los desalojos ilegales, en espera de la creación de" una estrategia nacional, bien por el gobierno que garantizan el derecho a la propiedad, la protección del derecho a la educación y el derecho a llevar una vida decente."
Según la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas (MINUSTAH) ya se han realizado dos traslados de campamentos en la ciudad a lugares en la periferia. Unas 1,290 familias (un número aproximado de 8,000 personas) que habitaban temporalmente en un Club de Golf en Petion-Ville fueron trasladadas a Coral Cesselesse al norte fuera de la ciudad. Compuesto por 65 mil carpas donadas por el gobierno de Dubai, el asentamiento está en un extenso campo empedrado al pie de Monte Cabrito. Cada bloque está dividido por una calle ancha cubierta de grava gruesa. Hay agua suficiente, áreas de regaderas y letrinas. No hay un solo árbol no transporte público para viaja a la ciudad por la quebrada carretera de 20 kilómetros .
Un segundo traslado reubicó a 512 familias en el extremo nororiental de la ciudad, en el lugar conocido como Tabarre Issa, en el Oeste, camino del aeropuerto, una ruta congestionada y sumamente dañada por el terremoto. .
Ambos sucedieron el sábado 6 de marzo y en las mismas condiciones: sin preparación previa de la población, escaso tiempo de aviso y prohibiéndoseles llevar las escasas pertenencias que habían logrado recuperar de sus destruidas viviendas.
La ONG internacional Médicos del Mundo (MDM) ha manifestado su preocupación acerca de la evacuación forzada de personas desplazadas. Los testimonios de personas trasladadas son elocuentes. Dos de ellos, reasentados en Coral Cesselesse habaron a Daniel Lozano, el 29 de abril para www.publico.es) "Llovió muchísimo, pero aguantamos bien. Canalizaron el agua. Aquí sí vivimos con dignidad", resume a Público Pierre Sanon, sociólogo y uno de los líderes de OU (Organización Unión), nacida en el interior del campo de desplazados, pero añade que "Por la mañana hace un calor terrible, y aquí no hay una sola sombra. La gente se deshidrata, hay insolaciones. Y luego por la noche vienen los mosquitos, infernales, y hasta ocho clases de bichos."
El profesor Charles Dumore relata al mismo medio que fue reasentado del campo de golf junto a su mujer y a su hija, dice que "Allí estábamos casi inundados, pero podía ir a trabajar. Aquí, ¿cuál será nuestro futuro?". Manifiesta su preocupación por la lejanía de la capital, el desierto en el que viven y la falta de respuesta sobre un campamento espontáneo “Campamento Obama” que existía a la par y que al no contar con servicios, llegan al campamento “oficial” en busca de agua y de ayuda y de servicios.
Por otro lado, las 1.300 familias (7,335 personas) que el días del terremoto montaron campamento provisional en el Estadio Nacional fueron obligadas a salir del lugar por las autoridades gubernamentales de deporte en un operativo de desalojo, a nombre del respeto al inicio de la temporada de futbol en el país. La policía llegó en la madrugada de la noche anterior sin avisar, amenazando con una mano y dando carpas con la otra, para que la gente se fuera a dónde encontrara lugar en la ciudad.
La ONG francesa “Acción Contra el Hambre” criticó el “desplazamiento forzado y sin preparación” de los desplazados por el terremoto. Las declaraciones de las autoridades deportivas y la reacción de los pobladores en los medios son elocuentes. ¨Hay que hacer revivir el fútbol porque hay jugadores que esperan poder retomar el juego y alimentar a sus familias con su oficio" dijo Rolny Saint-Louis, director del estadio ¨Sylvio Cator¨, en medio de los airados gritos en su contra lanzados por los pobladores, que lo acusaban por recurrir a la fuerza para desalojarlos.
Cuatro meses después del terremoto los KOK, sentados hoy en manifestación pacífica frente a las oficinas del Primer Ministro esperan respuesta, una mejor respuesta que lo que les ha tocado vivir a los dos primeros grupos “experimentales” que fueron sacados de terrenos requeridos por el estado y por sus dueños.
¨Queremos conocer los planes y ser parte de las decisiones para que no haya sorpresas y no vayamos a empeorar” dijo a este medio una coordinadora de campamento que no quiso ser identificada por miedo a represalias que ha escuchado existen en los nuevos asentamientos.
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