Ana María   Pizarro SI Mujer Nicaragua - Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del   Caribe – RSMLAC
  Declaración de   Juventudes: Construyendo un mundo de Igualdad y Derechos
  Las personas   jóvenes, organizaciones y redes juveniles convocadas por la Alianza   Latinoamericana y Caribeña de Juventudes rumbo a   Cairo+20 al Foro de Juventudes LAC "Construyendo un mundo de Igualdad y   Derechos"; reunidas el 10 de agosto de 2013 en Montevideo, Uruguay, en el   marco de la Primera   Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo   de América Latina y el Caribe "Integración plena de la población y su   dinámica en el desarrollo sostenible con igualdad y enfoque de derechos: clave   para la agenda después del 2014" nos pronunciamos para visibilizar los   retos, expectativas y propuestas de las diversas juventudes presentes, bajo las   siguientes consideraciones:
  ·          Que las y los jóvenes,   actores clave en los procesos de transformación de la región, reconocemos y   hacemos eco de las diversas luchas sociales: de los pueblos indígenas,   afrodescendientes, de mujeres, feministas, personas con VIH, de identidad de   género y orientaciones sexuales diversas, personas con discapacidad,   ambientalistas, campesinas, estudiantiles, de trabajadores y trabajadoras y   otras formas de organización social que abonan a la construcción de sociedades   más justas, igualitarias y sustentables.
  ·          Que la participación de   la diversidad de movimientos sociales en la región es esencial para sostener,   radicalizar y profundizar las democracias, así como para alcanzar la vida plena   de la población, especialmente de los grupos más excluidos y vulnerados. Es   indispensable mantener la participación en los procesos de vigilancia, control   social y cumplimiento del ejercicio de los derechos humanos, económicos,   sociales, políticos, culturales, ambientales y los derechos sexuales y derechos   reproductivos. 
  ·          Que el respeto al estado   laico es un pilar fundamental para resguardar y consolidar nuestras democracias   y para el ejercicio de los derechos humanos. El buen vivir de las personas debe   estar por encima de cualquier tipo de fundamentalismo político, religioso y/o   cultural. 
  ·          Que la igualdad de   nuestros pueblos sólo se podrá alcanzar en una sociedad donde toda la población,   especialmente las mujeres, jóvenes, pueblos indígenas, afrodescendientes,   personas con VIH, trabajadores y trabajadoras sexuales, migrantes, refugiados,   privados de libertad, personas LGBTTTQI, y otros grupos vulnerados podamos ser   reconocidos y reconocidas y vivir libres de todas las formas de violencias y   discriminación. Expresamos nuestra solidaridad con las millones de víctimas de   la violencia criminal e institucional, en especial los abusos de las fuerzas de   seguridad, nuestra generación está pagando con vidas los costos estas políticas.   
  En este marco,   la Conferencia   Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el   Caribe es una gran oportunidad para reconocer que: 
  ·          Aunque nuestra región ha   resistido la crisis económica del capitalismo global, y se ha registrado   crecimiento y avances a diferencia de otras regiones del mundo, esto no ha   ocurrido en todos los países de la región ni ha sido sinónimo de desarrollo y   justicia social, inclusión, equidad y sustentabilidad; por el contrario, han   aumentado las brechas de desigualdad entre la población.
  Por lo   anterior y en aras de alcanzar el mundo que las y los jóvenes queremos instamos   al Estado a tomar de manera urgente las siguientes propuestas:
  1. Educación   Integral: 
  El Estado debe   garantizar una educación pública, gratuita, laica, intercultural y de calidad.   Debe tener la voluntad política para generar los mecanismos necesarios que   incrementen la inversión en la educación pública en todos sus niveles,   alcanzando al menos el 8% del PIB como lo sugiere la Organización de las   Naciones Unidas para la   Educación, la   Ciencia y la   Cultura (UNESCO), esto con el fin de democratizar y asegurar   las condiciones de disponibilidad, accesibilidad, asequibilidad y adaptabilidad,   así como el ingreso, permanencia y culminación de las personas jóvenes en las   instituciones educativas en todos los niveles, en especial, a las poblaciones en   situación de mayor vulnerabilidad.
  Desarrollar   políticas que vinculen la educación con el trabajo digno para generar modelos   alternativos al desarrollo, reconociendo el valor de la educación popular y no   formal.
  Recuperar la   educación pública y frenar todo proceso de privatización de las instituciones de   enseñanza, erradicando la mercantilización del derecho humano a la   educación.
  Incluir   la educación integral para la sexualidad; científica, laica, con enfoque de   género e intercultural en los planes, programas y currículos en todos los   niveles educativos, tomando en cuenta las necesidades específicas de las   juventudes. 
  En   lo relativo a pueblos indígenas y afrodescendientes se debe promover la   educación intercultural priorizando la revitalización de los idiomas   originarios, identidades, culturas, cosmovisiones y rescate de la memoria   histórica.
  Establecer   políticas de financiamiento a la investigación y creación del conocimiento, que   debe generarse en las instituciones de educación superior desde el Estado. Dicho   conocimiento debe ser gestionado, sociabilizado y estar orientado a las   necesidades identificadas por las comunidades. 
  2. Trabajo   Digno
  Establecer   políticas públicas efectivas e inclusivas de empleo, que promuevan la generación   de trabajos dignos en igualdad de oportunidades, sin ningún tipo de   discriminación, especialmente por edad, género, etnia, raza, orientación sexual,   creencia religiosa y condición de salud que permitan combatir la precarización   laboral producida por las políticas de flexibilización de los mercados   laborales.
  Fortalecer los   marcos normativos en materia de empleo, buscando responder a las necesidades de   los nuevos modelos alternativos al desarrollo, promoviendo el reconocimiento y   garantía del ejercicio de los derechos laborales y de la protección social   integral.
  Reconocer que   la economía del cuidado, históricamente llevada a cabo por las mujeres, sostiene   la economía productiva de las naciones y, en consecuencia, debe estar reflejada   en las políticas macroeconómicas, las cuales deben garantizar el desarrollo   social y sustentable.
  3. Salud   Integral
  Ampliar la   cobertura y mejorar la calidad de los sistemas públicos de salud, especialmente   el acceso universal a servicios de salud sexual y salud reproductiva integrales   e integrados, de alta calidad, equitativos, asequibles, confidenciales, libres   de estigmatización y discriminación, con pertinencia cultural, basados en   necesidades y derechos, en los que se asegure la prevención, atención,   tratamiento y asesoramiento del VIH – en todas sus vías de transmisión - así   como de otras infecciones de transmisión sexual. Es fundamental que estos   servicios incluyan una amplia gama, en la que se contemple la anticoncepción   oral de emergencia. 
  Garantizar la   despenalización del aborto y la formulación de legislaciones y políticas que   aseguren el ejercicio pleno de los derechos sexuales y derechos reproductivos y   que reconozca la autonomía y el derecho a decidir de las adolescentes y   jóvenes.
  Demandamos   a los Estados la plena garantía de la promoción e implementación de los   servicios de salud, especialmente de la salud sexual y reproductiva. Para eso es   necesaria la eliminación de las barreras económicas, culturales y sociales; la   asignación de presupuesto sostenido y suficiente, así como la formación de   prestadores de salud.
  Promover   políticas públicas de educación y reducción de daños del consumo de drogas   licitas e ilícitas y que garanticen la salud de consumidores y consumidoras de   drogas como cuestión indisociable del respeto a los derechos   humanos.
  4.   Participación 
  Garantizar la   participación activa y protagónica de las juventudes en la formulación,   implementación y evaluación de políticas públicas, con perspectiva de género e   interculturalidad. Los gobiernos y organismos internacionales deben aumentar la   inversión y diseñar mecanismos de diálogo y deliberación en conjunto con la   sociedad civil para asegurar la participación juvenil efectiva en la toma de   decisiones como vía necesaria para la construcción de la cohesión social y   profundización de las democracias.
  Desarrollar y   garantizar la implementación de legislaciones que permitan la instalación de   mecanismos institucionales que faciliten la coordinación y transversalización de   la política de juventud en los distintos niveles de gobierno, así como la   identificación y asignación de recursos destinados a las juventudes en los   presupuestos nacionales.
  Asegurar   mecanismos claros y efectivos de rendición de cuentas y lucha contra la   corrupción, que incluyan a las y los jóvenes y garanticen el acceso universal a   la información pública mediante reportes periódicos de análisis cualitativos y   cuantitativos con datos desagregados por edad, género, etnia, raza, sexo y otros   factores.
  Instamos a los   Estados y a los organismos internacionales a garantizar la participación de las   juventudes en las delegaciones oficiales de todos los foros   multilaterales.
  5. Violencias   
  Reconocer que   la desigualdad entre hombres y mujeres responde a estructuras de poder que   reproducen el patriarcado, las cuales pueden ser transformadas mediante procesos   de educación, corresponsabilidad y el pleno empoderamiento de las niñas, niños,   mujeres adolescentes, jóvenes y adultas, lo que incluye el reconocimiento de su   derecho a decidir libremente sobre sus cuerpos y asuntos relacionados con su   reproducción y sexualidad. Además de invertir en procesos de formación y   sensibilización a hombres y mujeres que permitan erradicar todo tipo de   violencia y discriminación contra la mujer, la comunidad LGBTTTQI, incluida la   violencia institucional.
  Tomar   acciones para erradicar la violencia de género, con especial urgencia en la   violencia contra las mujeres, la erradicación de femicidios y feminicidios y la   explotación sexual de niñas, adolescentes y mujeres jóvenes teniendo en cuenta   sus diversidades y vulnerabilidades.
  Establecer   un nuevo paradigma en las políticas de seguridad que incorpore el respeto a los   derechos humanos y que combata la exclusión y toda forma de discriminación,   mediante la promoción de la cultura de paz, la reparación a las víctimas –   incluyendo factores históricos y culturales - y el total rechazo a las prácticas   militaristas y bélicas que atentan contra los derechos   humanos.
  6. Ambiente y   Desarrollo sostenible 
  Instamos a los   Estados a diseñar, implementar y evaluar políticas ambientales de protección y   preservación de los recursos y patrimonios naturales, así como de las tierras y   territorios indígenas y afro descendientes, garantizando y respetando el derecho   a la consulta y consentimiento previo, libre e informado de los   mismos.
  Diseñar,   implementar y evaluar políticas económicas que garanticen la seguridad y   soberanía alimentaria, basadas en el desarrollo sustentable y sostenible,   fortalecidas desde las iniciativas de economías propias.
  Garantizar los   mecanismos adecuados para reducir la vulnerabilidad de la población frente a   fenómenos ambientales como el cambio climático, el consumo excesivo de   combustibles fósiles y la sobreexplotación de los recursos naturales que afectan   a toda la sociedad, en especial a quienes viven en condiciones de desigualdad   social y económica.
  Incentivar e   implementar el uso de energías renovables para mitigar las emisiones de gases de   efecto invernadero. 
  Reconsiderar el   ordenamiento territorial con enfoques de adaptación al cambio climático, a fin   de generar ciudades y regiones resilientes en donde se incluya la construcción   sustentable, el reciclaje, el eco urbanismo, la prevención de la contaminación   del agua, aire y suelo, y promoviendo prácticas cotidianas que aporten a una   cultura de consumo responsable, generando un imaginario de lo que significa   bienestar y buen vivir.
  Garantizar la   participación activa de las juventudes en la construcción, implementación y   evaluación de las políticas orientadas al logro del desarrollo sostenible y   sustentable, basado en el equilibrio y la relación armónica con la naturaleza,   la recuperación ecológica y de conocimientos ancestrales y la promoción de   cultura de consumo responsable.
  7. Migraciones   
  Reconocer el   derecho a migrar garantizando legislaciones, políticas y recursos necesarios   para la integración social y el efectivo goce de los derechos humanos de las   personas migrantes en los países de origen, tránsito y   destino.
  Incorporar el   principio de ciudadanía universal en las legislaciones como una estrategia de   lucha contra la desigualdad, discriminación y xenofobia reconociendo a las   personas migrantes como sujetos movilizadores de las economías y parte de las   sociedades.
  Crear y   fortalecer los procesos de inclusión económica, cultural y social para   refugiados, garantizando programas de asistencia humanitaria con énfasis en la   creación de centros de acogida y acompañamiento para el efectivo goce de sus   derechos y beneficios sociales.
  Aunar   esfuerzos entre los Estados de la región para mejorar la cooperación jurídica   internacional de lucha contra la trata de personas, así como mejorar los   procesos de atención a víctimas, especialmente de niñas, adolescentes y   jóvenes.
  ¡Es la hora de   la igualdad para Latinoamérica y el Caribe! Exigimos: 
  Hacer de la   lucha contra todo tipo de desigualdad y discriminación, la principal prioridad   política de la región. Es indispensable incorporar la perspectiva   intergeneracional, de género, intercultural, étnica y racial, territorial y de   derechos humanos en el diseño de políticas, legislaciones y presupuestos   públicos.
  Reconocer de   manera plena a nivel nacional e internacional a los derechos sexuales y derechos   reproductivos como un conjunto de derechos humanos referentes al libre ejercicio   de la sexualidad y la reproducción.
  Reconocemos el   esfuerzo de las organizaciones y movimientos sociales de Uruguay y la voluntad   política del gobierno por avanzar en la consolidación de la democracia y la   igualdad sustantiva, despenalizando el aborto, aprobando el matrimonio   igualitario y promoviendo la regulación del uso de la   marihuana.
  En 2014 el   mundo tiene cita tras 20 años de haberse firmado el Programa de Acción de   la IV   Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, las   juventudes estamos listas para construir un escenario que permita avanzar en el   goce efectivo de los derechos humanos. Está en sus manos y en las nuestras la   decisión de llegar a acuerdos que den respuesta a las demandas planteadas y   erradiquen las desigualdades de nuestra región.
  Señoras   y señores, representantes de los Estados Latinoamericanos y Caribeños, es tiempo   de tomar decisiones, de sumar voluntades, de multiplicar las voces. Es tiempo de   reparar las deudas, de construir nuevos modelos alternativos al desarrollo que   garanticen la vida plena y la felicidad de las juventudes.
  Señoras y   señores, la injusticia no puede seguir marcando, cerrando las posibilidades del   futuro a los pueblos pequeños de éste y de otros continentes. Para nosotros/as   las fronteras deben ser abolidas y la solidaridad debe expresarse con respeto a   la autodeterminación y la no intervención, entendiendo que puede haber   concepciones filosóficas y formas de gobiernos distintas, pero que hay un   mandato que nace de nuestra propia realidad que nos obliga a unirnos como   América Latina y el Caribe para la construcción de sociedad justas, igualitarias   y soberanas.