LLAMAMIENTO FEMINISTA NUESTROAMERICANO
Entusiasta ante la posibilidad del cambio, y la esperanza asomada entre el enclave de dolor y explotación que ha marcado su historia, Honduras fue golpeada hace tres años por la oligarquía con el apoyo de EE.UU, en aquel nefasto 28 de junio. Las feministas del continente salimos a las calles ni bien sonaron los primeros ruidos. Todo lo aprendido durante las dictaduras de los 70 y los 80 nos revolvió la sangre, toda la memoria de nuestras ancestras nos puso de pie y en marcha junto con el movimiento de Resistencia Hondureño, supimos que deberíamos luchar nuevamente para detener la represión contra el pueblo todo y alzar las voces juntas de nuestras rabias.
Han pasado tres años. Son muchos los muertos y las muertas que produce este golpe cada día, son demasiados los cuerpos torturados, exiliados, desplazados de sus casas, de los brazos de sus afectos, apresados en la cada vez más precaria condición material.
El pueblo se indigna cotidianamente frente a la pérdida de sus pocos derechos, la usurpación de sus tierras y bienes naturales, la militarización de sus territorios, la prepotencia gringa, la paramilitarización de la política, las agresiones de los guardias privados de los terratenientes, la impunidad de todos en contra de la vida y dignidad de Honduras. El pueblo no deja de movilizarse y actuar con una entereza y convicción que pretenden detener sólo con la represión.
La prensa digna es asesinada selectivamente, para que hable una sola voz: la del poder. Por decenas hemos conocido los funerales de sindicalistas, campesinos, jóvenes, mujeres; y hemos llorado con el dolor de sus seres queridos.
Las organizaciones y personas que se nombran en Resistencia suman pérdidas de su gente, y sin embargo, siguen buscando caminos para denunciar el continuismo del sistema establecido con el gobierno de facto, que hace posible el crecimiento de la violencia generalizada con la que se elevan escandalosamente los femicidios, y los crímenes dirigidos contra la comunidad LGBTTI. El patriarcado se cobra sus víctimas a la sombra del despotismo dictatorial.
Los acuerdos de Cartagena de Indias, y el cheque en blanco que le dieron los gobiernos de la mayoría de América Latina y del mundo al gobierno de Porfirio Lobo, no ha hecho más que agravar las condiciones de vulnerabilidad de la Resistencia y muchos de esos gobiernos hoy callan ante quienes antes señalaron como golpistas. Hay que decirlo claro: con esa decisión se ha aislado a los sectores decididos a mantener en alto las banderas de la Resistencia. Fue un error gravísimo sobre el cual se ha lanzado el telón de la impunidad y el olvido.
Es por eso que hoy queremos llamar la atención nuevamente sobre el giro que está tomando esta política de muerte. Queremos denunciar que en estos momentos se están produciendo asesinatos selectivos de activistas fundamentales de la resistencia hondureña, especialmente los que tienen trayectoria de muchos años de lucha en Honduras y forman parte de sus diversos proyectos políticos y sociales, con el objetivo claro de golpear a las organizaciones que sostienen posiciones comprometidas en las batallas contra las transnacionales, la oligarquía y el continuismo golpista.
Tememos por las vidas de nuestras compañeras y de nuestros compañeros y la de sus familias, por su seguridad, por la integridad de los cuerpos vueltos objetivos del exterminio. Queremos poner en evidencia que esta política de eliminación ya está puesta en marcha en Honduras y todos los días cumple su cometido macabro.
Como feministas queremos hacer un llamado colectivo a volver a mirar hacia Honduras. Nuestras voces no quieren ser complacientes ni pacientes: ¡¡es urgente levantar la solidaridad en todo el continente!! De otra manera resultaremos cómplices frente a las políticas norteamericanas que buscan hacer de Honduras una vez más su portaaviones para la remilitarización de Centro América.
Desde todos los rincones de Nuestra América, nos autoconvocamos para organizar movilizaciones y demandas con energía y fortaleza.
Para exigir a los gobiernos que votaron por el ingreso de Honduras a la OEA y a otras instancias internacionales, que ahora exijan el cumplimiento de los derechos humanos, que se detenga la represión, y que avance la justicia contra los responsables del golpe de estado y de cada uno de los crímenes contra el pueblo.
Para exigir que se detengan las operaciones militares en Honduras, y se retiren las bases yanquis de este territorio nuestroamericano.
Para demandar que terminen los allanamientos, los desalojos, y la intervención militar de los asentamientos campesinos.
Para recordarles que nuestros cuerpos no son botín de sus guerras y que defenderemos el espacio del cuerpo como el territorio primero de nuestra rebeldía.
Para denunciar que como en tantos lados de Nuestra América se persigue, asesina y desaloja a los pueblos indígenas y negros que se enfrentan directamente a los megaproyectos que financiaron el golpe y hoy se reparten el país y sus bienes. Para exigir justicia y alto a estas agresiones.
Para exigir que se detenga el saqueo cultural, territorial, la agresión a nuestras soberanías y autonomías, la privatización de ríos y zonas boscosas, para exigir se ponga fin a la política de ocupación e intervencionismo militar de Estados Unidos y la militarización en todos los sentidos que se impone contra el pueblo hondureño. Para demandar que se declare inconstitucional la Ley que crea las Ciudades Modelo, mediante la cual se entrega el territorio a los inversionistas extranjeros y se vulnera la soberania del país.
Para reclamar que se termine con los femicidios, y con la violencia y muertes contra la comunidad lgttbi. Que se investigue y enjuicie a los asesinos.
Nos autoconvocamos para decir que una vez más nos encontrarán en las calles y en las plazas de Nuestra América, para dibujar con nuestros cuerpos los contornos de la libertad deseada, para refundar colectivamente el deseo de una vida que no multiplique dolores sino pasiones, risas y placeres, para hacer del buen vivir una conquista cotidiana, siempre.
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